♪ Al final, te estaré esperando
allí donde acaba este trago amargo;
al final, te estaré esperando
y me dirás si me he perdido algo.
Y hablaremos del cielo y del barro,
y nos cabrá todo el mundo en una mano.
Y al final yo estaré esperando.♪
Sonaba mientras escribía
En Verano los luceros son lindos pañuelitos que empapan el corazón
que exhuman firmamentos de enlutadas catedrales.
No caben poemas rotos,
no hay celdas con rincones de tarde azul desteñida.
No hay desfiladero de heridas
ni las ganas de olvidar lo que no se olvida.
En Verano la vida parece un espejismo
que hace un círculo alrededor del sol y ahí,
ahí las calles son algodones y caen de los árboles lirios azules,
los pájaros no tienen alas y los puedes tocar
sintiéndolos como si plancharas aureolas, y el viento,
el viento abre su boca te come y te sientes como en una montaña rusa infinita
con profundidades de rosas y subidas de sueños sin cristal,
de trompetas que retumban en tus oídos sin parar.
En Verano apuntas con los dedos sólo a los ojos,
no escondemos miradas bajo viejos estatuarios,
tú sólo afinas tu alma como la cuerda de una guitarra
y empiezas a tocar
y empiezas a cantar
¡A cantar!
En Verano tu ríes cuando abrazas la ciudad en su espalda
y empiezan a girar juntos las agujas del reloj
sin vidas despegadas de "tu realidad"
sin figuritas brillantes que pinchan como agujas;
dejándo de ser sólo cometas que pasan sin iluminar sin marcar presencia
que sólo vienen y van.
En Verano somos estrellas que permanecen
que vienen y no se van porque dejas luz, calor, vida y perpetuidad
En Verano inicias un nuevo año,
de nacer y haber vivido y no sólo apenas haber existido.
Verano, es la mejor temporada para jugar al ajedrez
en el tablero de tu mano y ganar
¡Ganar! ¡Ganar! ¡Ganar!
Verano, me dijo, es la mejor temporada
para volverte a ilusionar.