en el que amaría sólo con un abrazo
en el que llovería en ambos lados
sin necesidad de mirar cada uno detrás de su ventana
en el que ésa lluvia arrojaría gotas azules
que formara círculos para dos
y- eternamente- se volvieran en piececitos
piececitos para caminar en el día
o para ésas noches en que dormimos
cargando maletas pesadas en nuestras espaldas.
Sí hay ésos momentos amarillos
en que tu risa se resbala
buscando un corazón caliente
y se encuentra con uno grande
de cristal y eterno tan valioso como ése.
En momentos amarillos
no hay amores de carbón
ni hombres tocándose con sentidos
no hay contacto con el tiempo
sólo una lluvia formando círculos con gotas azules
permitiéndote amar de otra manera
y en el que dos lunas se vierten en tu pecho
en el largo subterráneo de únicos momentos amarillos.
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