sábado, 23 de junio de 2012

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Ya no veo tu sonrisa. Se fue como las ganas de verte. Desenredo mis recuerdos para encontrarla nuevamente y poder guardarla en mis bolsillos para aquellas caminatas en que me fracciono a ciegas en las calles convirtiéndolas en interminables caminos y a las personas en constantes estatuas atestando de música a mis oídos, pero ahora ya no veo tu sonrisa. ¿Te la llevaste contigo? o ¿es que yo la he olvidado?. 
Recuerdo tu manera anárquica de ver las cosas, de pensar que en el mundo todo es gris ¡no blanco, ni negro! ¡sino gris!. A mi no me gusta el gris, me recuerda allá cuando vivía lejos de tí y la gente parecía tener en su corazón un reloj despertador y su caminar lleno de pisadas fuertes.
La última vez que realmente te vi sin péndulos en tu espalda, recuerdo que estaba nerviosa ¡no se por qué pero lo estaba! te esperé y tú llegaste, aunque ahora no se si llegaste o te perdiste en el camino, y tus manos parecían pañuelos que trazaban puntos descolgando de las perchas los recuerdos que el vientre de la sombra nos dió ¡Ahora ni esa sombra se asoma a mi vida!. Recuerdo tu manera de zarandear tu boca cuando esclavizabas tu cuerpo a voces necesarias, y después llevabas siempre tu tapa hermética fumándote un cigarrillo ¡El cigarrillo en ti no me gustaba!. Recuerdo las veces en que abstraídos nos reuníamos a crear formas en las sombras y parecía que estuviéramos atrapados en un destino singular ¡Yo no creía en el destino! ¿Nunca te pregunté a ti? Pues nunca nos preguntamos si existía, sólo sabíamos que escuchando música revolvíamos las arrodilladas dulces rocas salvajes del ayer. Lo que más recuerdo es la última vez que te ví y se me vienen a la mente las palabras de Bukowski:

 "algunas noches
como esta noche
parecieran reptar por atrás del cuello
de uno y detenerse en la base del cráneo,
así
de esta manera".


Y ahora es que entiendo más este poema. Hay noches que se quedan detenidas en la base de tu cráneo para recordarte que hay gente con corazón de despertador y sin ganas de subirse a los trapecios ¡A mi me gustan mucho! ¡Y más las alturas! porque permiten ver la ciudad tan pequeña y tan sencilla a la vez.  Por último recuerdo que tu sonrisa volvía lentas las agujas del reloj disperdigando aire con pajitas que juntas abrazaban la obscuridad pero ahora... ya no veo tu sonrisa. Se fue como las ganas de verte. Ahora ya no la veo porque fuera de mis brazos se ha ido. ¿Te la llevaste contigo? o ¿es que yo la he olvidado?. No sé, sólo sé que antes del punto final lo que escribiré será " Adiós sonrisa de arco iris"..

miércoles, 20 de junio de 2012

Sin retorno





"porque el amor no puede volar sin detenerse:
al muro o a las piedras del mar van nuestras vidas,
a nuestro territorio regresaron los besos".
Pablo!


Deteniéndote en el puerto de mi memoria
enraizándote en el árbol de mi cuerpo
eliminando las hojas de su entorno
¡Ha llegado el invierno!
en la encrucijada de una habitación
de labios abiertos que dicen tu nombre
que desmienten sentimientos
que estallan en el pecho
en el ojo de su propia cerradura
recostados en la cabecera de tu cama
y la primera sílaba que encuentro
atorada en mi garganta
danza invisible sobre el viento
abandonando espejos
de un ángel desvanecido
en un rectángulo echado
metros bajo tierra
estrellando todo lo que te debo
en los muros de rostro de hoguera
donde tu voz escucho, sube
y yo confundo la muerte,
tu muerte,
con la vida.