lunes, 2 de mayo de 2011

Pañuelo




Hace tanta bulla parándose en el abismo
alzando un pañuelo blanquísimo
moviéndolo de un lado a otro
a las seis de la tarde brindando
un querer de ésos que no se olvidan.

No se esconde
es una noche de agosto pero el tiempo
no se corona de palomas como antes
ha despertado espantándolas a cada una de ellas
plantándolas en versos que escribió en amaneceres
que en ésta noche recuerda grabados en un pañuelo
azotándolo fuertemente.

Hay ganas de no volver a ausentarse
de tener un corazón que jamás va a irse
¡de volver! ¡de volver! ¡de volver!
pero una cruda sombra y una pañuelo blanquísimo
saben que la firmeza de un hilo se logra cuando
dos lo mantienen jalando firmes haciendo un nudito
un nudito en su dedo bien enrollado.

A veces hasta doler.
A veces hasta entender que sin el otro lado te puedes perder.
No sabe si es poesía, esto es sólo una historia que pudo ser un día
borbotones de amor o una paladar de despedidas.

¡Y agita el pañuelo blanquísimo!

1 comentario:

Anónimo dijo...

...pero quizás esa es la historia, ese vaivén de despedidas... pues no deja de ser historia solo porque no tiene un final sin un pañuelo blanco agitándose por la ausencia que se volvió presencia del ser...