domingo, 23 de octubre de 2011

Y escribo





Te he sentido exprimiendome los oídos, doblando tus caricias y ubicandolas en las ramas de mis mañanas alfombrándolas de pétalos de luna incandescente e iluminada y tu tacto se siente con tanta piel y tu pecho lleno de borbotones de azul sangre me han revelado el por qué estas ahora sentado en mi espalda. Tus ojos son siempre un espiral de luz infinita y serena donde agito cada una de mis ideas. Tu boca un libro abierto de pensamientos que atan  la blanca nieve de tu aliento. Tus manos invaden como ríos los verbos de mi alma abandonando dulcemente las manchas de mi espejo. Ante tus pies huyen las sombras convirtiendo tus pasos en almohadas al borde de mi cabalgado ser. Y tu sonrisa, tu sonrisa de arco iris se tragaría la tierra bermeja al filo del horizonte y yo quisiera que eternamente tu sonrisa se quedara en tu boca, no quisiera despintarla y ¡si es cierto! yo la tengo colgada en una rincón muy tuyo de mi sin razón. Tú me preguntas si alguna vez escribiré en mis manos las tuyas, si mi espacio choca dos almas, si mi blanda pluma puede caber en un verso de suspiros y yo te digo que escribo, que si yo escribo es por ti.

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