Acerco música para llenar la habitación pero es como si una de las notas necesitaran la soledad y se siente incompleta la melodía. Miro hacia las luces que rebotan en el piso del salón sintiéndome más cercana a otra aldea, una aldea que abre sombrillas convirtiéndolas en palmeras hechas de frases mías que me dicen qué debo hacer y cómo debo actuar sintiéndome inmersa en una vibración profunda de paz, de ésas que obligan pensamientos sin retazos de sombras.Y aunque el otoño de mi vida es un mundo con fronteras bien identificadas, los sentimientos forman parte de un mundo que ni conozco... ¡¡ no es el mío!! ; así que regreso para volver a acercarme a la música de dificultades y sueños que yo aún creo que pueden impresionar todo "aquello". Charlo con la partitura para poder interpretar su composicón musical con letras invisibles -o inexistentes- para el sendero que un poeta una vez trazó. Está ahí y escucho palabras de ésa voz como si fuera una tabla de refugio en mil millas adentro del mar. ¿Por qué temeis?- me pregunta- "si algo crece o muere siempre hay caza de luciérnagas en tu cielo de música y logras borrar la línea entre el cielo y la tierra"- me expresa. Es ahí cuando resbala la armadura de mis cabellos transformándola en madreselvas y no me pierdo, me refugian me abrazan pero ¡ no me pierdo! y convierto mi silencio en espuma para que caiga liviana al inicio del orilla, la recojo y dejo que la música se ubique en mi espalda y más adelante en un dulce sueño...y yo me sigo manteniéndo en la partitura tuya interpretándo sòlo tu música.
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