jueves, 8 de septiembre de 2011

Mus Araña





Tu presencia desvanece imágenes
ancla corazones de cartón
de esos que colocas al filo de una ventana
para que puedan llenarse del viento y el sol
para que puedan amar una noche de luna vestida de novia
en lo alto del cielo entonando una hermosa canción
Es fácil dar círculos palpitantes cuando me miras y cuando no
saber que te tengo en mi almohada y en los bolsillos de mi pantalón
y que creas ruidos insolentes que abrazan mi corta voz
como un gorrión de angosta melodía
de largas orejas pasando en una calle fría
Entonces es cuando recuerdo al poeta Pablo
que me susurra a mis oídos sus poemas de amor
y sé que quizé y el querer se vuelven tan lejanos
como la bala de plomo que metí en mi corazón.
Quize y no. Extraño y no.
¿Cómo retener a aquellas sábanas de colores más puros?
Es un pacto firmado
Una musaraña que no sale de su nido
Un aleteo de pestañas que miran al interior de su vida
con estampillas y sin aglomeración de gente.
Y aunque se vive  con la confidencia de caricias,
de lágrimas de sal en su rostro
de besos silvestres que le acompañan
de un otoño rojo presente,
dice aquel hombre sentado alrededor de su cuello:
"que siempre son ella y las musarañas
en el nudo de espejo que ella creó".

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