miércoles, 16 de marzo de 2011

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                                                                    ¡Así!





Hay tiempos en que el romanticismo se desvanece y cae en una atmósfera de voces apagadas. No tienes ganas de soñar con elefantes con ojos de flor cuando miras las nubes en la mañana. Ni taradear sinfonías en tu cabeza para atraer pensamientos que te permiten huir con hertz . Es cómo si la fecha de caducidad hubiera aparecido repentinamente y como figurita brillante te hincara los ojos y vieras las cosas con calma sin las encrespadas "te veré". Como si la página del libro de letras dónde habías escrito el androginismo se hubiera arrancado. Y un sólo cuerpo se ubica en su espalda, tan pesado que es ahí donde el amor yace.

Sin embargo aún cree que existe.

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