Es de madrugada y sabe que el mañana se irá,
en éstos momentos le invade la nostalgia al darse cuenta que pondrá límite a sus dedos congelados al ya no poder acariciar ésos sabios cabellos blanquezinos.
Ausente, perdida, ya por las horas duras de la madrugada se anima a tomar el último sorbo de café temorosa de que sea la última noche que pasará con él y que el tiempo le jugará una mala pasada.
Ya no tendrá quien le proteja. No tendrá ése refugio que necesita cuando todo se vuelve de cabeza y se meta nuevamente en la boca del lobo dormido.
Ahora sólo será ella y sus sueños, ella y sus miedos, ella y sus pensamientos, ella y sus recuerdos...ella y su nuevo mundo.
¿Por qué siempre llega el momento de la despedida? ¿qué esconde su ausencia? ¿No te puedo sembrar en éste mes de Setiembre? Sé que te irás y que nuevamente me volverás a visitar porque tu tienes parte de mi y yo tengo todo de ti pero son tan difíciles las noches con sabor a despedida.
Arremetida por la nostalgia toca sus suaves cabellos, se cubre su cara pálida, le quita existencia a sus ojos, tienta a la vida y recuerda que mañana el tendrá que partir y ella madurar.
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