domingo, 5 de diciembre de 2010

¡Aunque sea sólo un cuarto de mí!

                                               

                                                                   Plaza Italia-Lima


"...para que las preguntas estrelladas del cielo
responda nuestro sueño con una sola llave,
con una sola puerta cerrada por la sombra"
                                Noche LXXIX
                                Neruda




¡Lo acepto! quisiera que sólo vieras- al menos- un cuarto de las espiraladas madrugadas que tiñen mis noches, que le pudieras dar vehemencia a tus sentidos para castrar mis palabras y pudieras comprender mis versos que deshojan mis huesos. Que entendieras sólo un cuarto de mi silencio agónico, ése que le da vida a mis rosas escarlatas e inmortaliza mi lecho en el cual a veces alzas vuelo pero un vuelo torpe de manos extendidas que sólo cortan los sentidos pero que no dejan caer los borbotones azul sangre para que así fundan tus ojos y pudieras sentir un cuarto, sólo un cuarto de mí.

Te paras al frente con movimientos idénticos y un producto de ilusión que se revela ante el momento, ante la distancia y yo me sumerjo dentro del espacio sin viajes largos, sin pasos cortos - aunque a ti te parezcan suelas temporales- sin días ausentes, sin destinos insurgentes para así rodar bajo la lluvia envolviéndonos con gotas de ficción en donde tú me recuerdas tus besos y boca mientras yo sombras y silencio para que puedas ver un cuarto-sólo un cuarto-de mis tejidos invisibles y éstos puedan dormir depositados en tu ternura confusa pero siento que inagotable.

Ya no creas en ésas mentiras reales donde ves el mundo a través de un cristal, mejor cierra las ventanas de tus ojos y deja entreabierta la puerta para que así te puedas escabullir entre las sombras y las letras  y puedas entender los sueños de mis rosas escarlatas, sólo un cuarto bésame sin boca sin labios para devorar tus ojos y entreverarte conmigo en mi cuadernos de letras enreveradas, entre besos de lluvia, besos de luna y besos que multipliquen las horas entre los dos.

Quizás un cuarto es pedirle mucho a ése diurno corazón que recoge la luz del mundo en retratos que aman lo semejante y no dan cabida a lo oculto e inexplicable. Quizás, quizás nunca podrá ver lo que veo ni siquiera un cuarto, ni siquiera un sólo instante.




Pero igual, hoy remembró las noches de café y...¡Las extraño!

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